Me dispongo a iniciar el relato de una nueva misión que tuvo lugar hace ya unos años. Fue al finalizar el curso escolar de 1990/1991, el último de los cinco que pasé, en el CRA “Alto Jiloca”. Tristes guerras si no es amor la empresa Tristes, tristes Tristes armas si no son las palabras Tristes, tristes Tristes hombres si no mueren de amores Tristes, tristes Miguel Hernández Faltaban tres días para dar las vacaciones. Estaba en el despacho, en Torremocha de Jiloca. Durante ese curso era la directora y pasaba allí bastantes horas. Sonó el teléfono. ̶ ¿Dígame? ̶ dije con tono alegre. ̶ Carmen, querida. Tienes una nueva misión ̶ escuché la voz de mi jefa que sin dejarme hablar continuó ̶ . Espera, no digas nada, que nos conocemos. Ya sé, que hasta el 30 de junio no acaba el curso escolar para los maestros, pero esta vez no tendrás que via...